La cría de peces, o acuicultura, es un método para cultivar peces con fines de consumo. La autosuficiencia se logra mediante dos métodos principales: cultivo extensivo de peces y cultivo intensivo de peces.
Cultivo extensivo de peces‐Peces criados en agua natural, como un estanque o río. Esta aproximación tiene ventajas. Se pueden ahorrar costos porque no es necesario construir tanques o jaulas para los peces. Los peces pueden nadar y crecer en un entorno más natural. Sin embargo, también tiene ciertas limitaciones. Dado que están en agua abierta, puede ser más difícil monitorear la salud y el crecimiento de los peces.
Otra manera es a través de la cría intensiva de peces. En este método, los peces se crían en tanques o jaulas, donde los agricultores pueden manejar las condiciones. Esto significa que los agricultores pueden proporcionarles a los peces todo lo que necesitan para hacerlos crecer rápidamente y mantenerlos sanos. Con la cría intensiva de peces, los agricultores pueden aumentar la producción de peces y cosecharlos en menos tiempo.
Pero cuando se crían peces, también hay que considerar el impacto de la cría en el medio ambiente. La acuicultura puede ser dañina para las áreas circundantes si los peces en un sistema de acuicultura no reciben una gestión adecuada. El medio ambiente también puede verse afectado por este aspecto de la cría de peces, como la contaminación del agua por los desechos de los peces. Los agricultores deben emplear buenas prácticas para minimizar estos efectos.
La acuicultura no es una excepción, ya que la tecnología siempre está evolucionando. Las innovaciones en las técnicas de gestión de estanques permiten a los agricultores criar peces más sanos para la acuicultura a mayor escala. En algunos tipos de cultivo intensivo de peces, los alimentadores automáticos y los monitores de calidad del agua pueden ayudar a los agricultores a producir más peces sin dañar el medio ambiente.